Había una vez en el reino de Aragón una princesa muy hermosa que vivía con sus padres en un palacio muy grande y muy bonito. Durante su infancia fue muy feliz en su reino, hasta que llego la edad en que se tenía que casar con un príncipe. Sus padres querían que su preciosa hija se casara con el Príncipe Guillermo que vivía en un pueblo cercano. La hermosa princesa lo único que les pedía a sus padres era casarse si estaba enamorada y como ella nunca había visto al príncipe Guillermo no podía estar enamorada de él.
Sus padres intentaron convencerla, pero no consiguieron nada.
Una noche y después de pensarlo mucho la hermosa princesa decidió huir de su palacio y de su reino para que no la pudieran obligar a casarse con aquel príncipe. Antes de huir cogió el colgante que le había dado su abuela antes de morir, ese colgante era muy especial para la princesa y era el escudo del reino de Aragón.
Escapo de palacio y corrió todo lo que pudo hasta llegar a un bosque. Esa noche que paso fuera de casa fue horrorosa ya que la princesa tenía mucho miedo, frio y hambre. Al amanecer la princesa se quedó dormida cerca del camino que cruzaba el bosque. Poco después cruzo por el bosque un joven montado a caballo que paseaba por allí. Este joven al ver a una mujer tirada en el suelo se bajó del caballo y se acercó a ella para ayudarla. La hermosa princesa despertó y vio a aquel joven que la estaba agarrando y se asustó tanto que se apartó de él corriendo. El joven le propuso llevarla a su casa para alimentarla jurándole que no la pasaría nada, aunque ella desconfía del tenia demasiada hambre y se fue con él.
Al llegar a la casa de aquel joven la princesa descubrió que no eran un chico cualquiera, sino que se trataba de un príncipe. El príncipe ayudo a la princesa todo lo que pudo incluso pensando que ella era un campesina la ofreció trabajo en su palacio ayudando a los jardineros. Ella acepto ya que no quería volver a su reino y por eso no le dijo a aquel príncipe quien era.
Al paso del tiempo la princesa se fue enamorando de aquel príncipe que cada día le resultaba más guapo. Una noche decidió colocar una de las rosas del jardín en la habitación del príncipe. Cuando el príncipe se fue a dormir vio la rosa y se extrañó de aquello.
A la mañana siguiente el príncipe pregunto a todos sus jardineros si sabían algo de alguna rosa en su habitación. Pero los jardineros no sabían nada.
Los días pasaban y las noches con ellos y todos los días el príncipe recibía una rosa de diferentes colores en su habitación. El príncipe quería averiguar qué persona podría estar haciendo tal cosa pero por más que miraba a los jardineros y preguntaba en todo palacio no obtenía ninguna respuesta.
Una de las noches en la que la princesa llevaba otra rosa a la habitación del príncipe se le callo aquel colgante que se había puesto antes de huir de su reino, pero ella no se dio cuenta de que se le había caído. Esa noche el príncipe observo que aparte de la rosa de todas las noches había un colgante del escudo de Aragón. Pensó que ese tipo de colgantes solo podía ser propiedad de un príncipe o de una princesa. Asique decidió que tenía que resolver aquel misterio
A la mañana siguiente el príncipe estuvo observando a la princesa en el jardín que estaba recogiendo las hojas del suelo ya que sin saber cómo se había enamorado de ella. En ese instante recordó que al recoger a la princesa del bosque donde se la encontró tirada ella llevaba un colgante igual al que él había encontrado en su habitación. Entonces el príncipe bajo a buscarla y le dijo todo lo que sentía y que sabía que era ella la persona que le dejaba una rosa cada noche en su habitación. La princesa le conto la verdad, pero antes de casarse con el pidió una única cosa que cual era su nombre y el extrañado contesto que era el príncipe Guillermo. Ella no se podía creer que se hubiera enamorado del príncipe con el que sus padres la iban a casar. Pero ella acepto, dejo su trabajo como jardinera en el palacio y se convirtieron en los reyes de aquel reino.
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